La materia no existe
La materia no existe, si no hasta que la traemos a nosotros, a nuestra vista, a nuestras manos, a nuestra fuerza. Yace inmóvil e inerte en los escondites del planeta, esa figura cósmica que por eterna es incomprensible, por inmensa inabarcable. Nuestra capacidad de seres finitos sólo permite sostener una mínima cantidad de sustancia que, si es la suficiente, la podemos traer al plano de la existencia, convirtiéndola en un objeto con la posibilidad de manejarla a nuestro gusto y deseos, siempre limitada por sus cualidades. La materia es un sueño de posibilidades infinitas. La tierra es un gran bloque de memoria. La geometría es un sueño de orden armónico. Un objeto o una imagen que se configura como una representación de la voluntad, del deseo del pensamiento para mostrarse con forma estable. El hacer también es una forma de pensamiento, la construcción y sus variaciones son evolución de la idea inefable. La materia transformada es una extensión de pensamiento, una apropiación de la vida poética.