Referirse a lo invisible, lo imperceptible o lo inmaterial resulta complejo, representarlo materialmente, se torna aún más complicado. Dos conceptos específicos llamaron mi atención para desarrollar este trabajo, uno es el tiempo del universo en relación con el tiempo de la Tierra, el otro es la sabiduría cósmica y espacial contenida en el ser humano desde sus inicios.
Dentro de la cosmogonía Maya existe un diagrama de movimiento y cierre de la cuenta de los días mejor conocido como Tzolkin. Este módulo representa el tiempo del universo que a partir del año 2012 comenzó a sincronizarse con el tiempo ficticio de la Tierra en trece puntos, que a su vez, corresponden a las trece articulaciones presentes en el cuerpo humano.
Utilizando como referencia la visión de los antiguos sabios mayas en torno a lo que nosotros llamamos tiempo, el trabajo reflexiona sobre los mensajes de los primeros hijos del Sol ó mensajeros galácticos (Chanes), así como en la creación cósmica, en donde la capacidad de resonancia pura de la mente con el orden universal se hacen presentes.
Pese al desprestigio de testimonios sobre la comunicación del hombre con seres intergalácticos y de otras dimensiones, existen evidencias suficientes de una realidad intangible que evadimos por el hecho de no palpar. Regularmente se rechazan los relatos de místicos, poetas, chamanes, médiums, curanderos, sanadores y profetas. En ocasiones, los materialistas científicos tienden a ridiculizar las teorías que la física cuántica ofrece como explicación a circunstancias enigmáticas.
Muchos nos hemos cuestionado alguna vez quiénes somos, porqué estamos aquí y cuál es nuestro propósito. Algunos creemos en otros mundos, otras realidades, otras dimensiones. Esto debido a sensaciones específicas que en momentos determinados que se vuelven inexplicables y totalmente intuitivas, una premonición, un sueño profético, una corazonada.
Se piensa y actúa en respuesta al mundo material. Se reacciona en torno a lo urgente, el día a día que no nos permite detenernos a observar la manera en que razonamos, el cómo percibimos y construimos nuestra realidad, nuestra consciencia. Pero pienso que somos como fragmentos de un sueño y a veces, si prestamos atención podemos percibir cómo el tiempo se ralentiza o se acelera.
La muestra está especialmente dirigida a aquellos que se han cuestionado lo antes mencionado; también a quienes son abatidos por la dificultad de penetrar en un lenguaje ajeno, mejor conocido como esotérico; a los amantes de las paradojas y la ciencia ficción; a aquellos que desacreditan los temas aquí presentados por considerarlos inferiores o faltos de lógica; y por supuesto, a todos aquellos que abren su mente a conceptos que estimulan un cambio de paradigma.
Esta exhibición es una interpretación de suposiciones sobre el hombre y su mundo. A la vez es una invitación a realizar una lectura del universo como si fuera un poema.
Isa Carrillo