“MAQUINISTA”
02.FEB.2024
02.ABR.2024
[now showing]
Roberto Turnbull
[CURADURÍA]
Sandra Sánchez

En los espacios desplegados por Roberto Turnbull, los objetos no existen sin las relaciones que producen, como si entre ellos  tejieran complicidades que vivenciamos menos como signos a interpretar que como experiencias a agujerear. Aunque podemos señalar con facilidad círculos, cuadrados, líneas, colores, animales, rocas o muebles, percibimos una extrañeza, el ecosistema ha sufrido una variación. La realidad es esto y no es esto a la vez. Táctica asociada a la ciencia ficción, pero también a la  crítica y a la ontología: desconfiar de los predicativos, las estéticas y sus jerarquías, así como de las identidades fijas para preguntarse, como un niño lo haría, por el estatuto de realidad de la vida.

¿Qué es esto y por qué es así? Turnbull evade la postura del sacerdote, del sabio que tendría una respuesta y fijaría un orden para ofrecernos, en cambio, una escena. Lugares hechos de palimpsestos, acumulaciones, borraduras y aglutinantes. Su trabajo resuena con la descripción que Deleuze y Guattari hacen del espacio en Kafka: toda la descripción de la madriguera está hecha para engañar al enemigo. Así pues, entraremos por cualquier extremo, ninguno es mejor que otro, ninguna entrada tiene prioridad, incluso si es casi un callejón sin salida, un angosto sendero, un tubo sifón, etcétera1.

Una pintura como una madriguera donde la superficie no es un alegato dispuesto para ser leído en voz alta. Turnbull ha evadido hacer de la pintura un panfleto de legitimación discursiva acomodado a la moda de la época. Su propuesta es una toma de posición: el artista como maquinista que ensambla para hacer tangible que la vida siempre puede ser de otra manera, que nuestra forma de mirar es una ilusión ante la cual no deberíamos tener demasiado apego. Por ello, como Kafka, esquiva la distribución burocrática de una entrada y una salida, para hacer hoyos por aquí y por allá. Trampas para engañar a la subjetivación contemporánea, que como Foucault denunció, busca equiparar lo visible con lo enunciable.

Cuando visité el estudio de Turnbull me sentí tan feliz, como cuando se camina sin destino predeterminado, la luz cae y hay risas porque lo que importa es el caminar mismo. Recuerdo una escultura de patito, preciosa, a la cual Turnbull le sobrepuso primero un acrílico rojo y luego se lo quitó porque no era su lugar; esa sensación. Recorrimos el espacio, que se convirtió en otro y en otro, vimos fotografías y cerámicas que operan de la misma manera que la pintura, por agujero, madriguera, corte, flujo, borradura y acumulación. La pintura de Turnbull tiene un lugar indiscutible en la historia del arte, resguardada en colecciones importantes como la del Museo de Arte Moderno de Nueva York, sin embargo, es un verdadero placer ver que su trabajo como escultor y fotógrafo comparte la misma matriz de producción. Por ello, nos complace poder darle lugar a esos medios en esta exposición.

Un maquinista es quien crea la máquina, pero también quien la opera, ¿a dónde busca llevarnos este artista? Quizá, como en Kafka, a levantar la cabeza ante un sonido musical intenso, vibración que no llega a ser música, abolida antes de la entonación. Otra ilusión.

1 Gilles Deleuze y Félix Guattari. Kafka. Por una literatura menor. Trad. Jorge Aguilar Mora. Ediciones Era, México, 1978.

— Sandra Sánchez, curadora

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