Las conversaciones entre artistas, según el pintor David Salle, son un género de escritura artística en sí mismo que difiere del periodismo, el cual se enfoca en las cosas que rodean a la obra, como el mercado, el público, etc., y también se distingue de la crítica, la cual sustenta su legitimidad en el campo de la teoría. Hablar tonterías entre artistas en una mesa sin porta vasos con un cúmulo de colillas en algún receptáculo reciclado, fuera de los infinitos escrolleos en blogs sobre arte y artículos olvidados en revistas indexadas, implica hablar a escala microscópica sobre qué funciona y qué no funciona en el proceso de hacer un producto cultural (entiéndase “obra de arte”).

Figuración flojísima. Figuración virtuosista. Abstracción obsesiva o huevona ¿trementina o aguarrás? A mí al chile me gusta mucho más decir aguarrás —tubo de óleo del más barato que tenga por favor—.

Evitar apoyarse en el cristal es una instrucción dada por un objeto inanimado, la ventana del metro, por ejemplo, a quién está observando los rayones hechos con ácido, piedra calabaza o algún objeto punzocortante en dicha ventana, los cuales generan una composición de elementos que no responden a una voluntad única, y se van superponiendo unos sobre otros con el paso del tiempo. Afuera se ven los nombres de los escritores más relevantes de las últimas tres décadas adornando avenida Cristóbal Colón, o calzada de Tlalpan, en forma de graffitis que se apilan de forma similar. El título de esta muestra es una instrucción que aparece a partir de la observación cuidadosa en un espacio no convencional para la exploración pictórica.

—...exacto, la densidad de las capas es tan textura como ponerle molotes encima a la tela, al final es volumen, sólo que mucho más delgado—. Monotipo-fresco de fraguado sobre cemento. Liquid glass para un acabado más brillante, como del renacimiento. ¿De antes? Sí we, de antes.

Esta muestra surge de conversaciones entre pintores y conversaciones con pinturas. Hablar con la pared en algunos casos. —De hecho muchísimo hablar solo—. El plano pictórico y su elasticidad son protagonistas en esta muestra, en el sentido de que en unas de las piezas presentadas, este se comporta de forma habitual, pero en algunos otros casos este busca romperse y/o desbordarse fuera del cuadrado, el clavo y la pared.

Una pintura que visualmente comparte rasgos con la posmoderna estadounidense de los setenta, pero que en realidad funciona como “instalaciones que pudieron haber sido una pintura” (juntas que pudieron haber sido un correo electrónico).

Pensar en pintura en 2024 es pensar en una pintura que lleva medio siglo brotando de la caja de pandora que abrió Lucio Fontana —¿Por qué ese entre tanta banda? ¿Dónde fregados está Richter — al navajear una tela para mostrarnos qué hay más allá de esta, más el conocimiento que se ha desarrollado alrededor de las cuestiones no-materiales del objeto artístico. La pintura contemporánea es producto y recipiente de los cambios de paradigmas que se han dado en las actividades artísticas contemporáneas y esta exposición reúne algunos ejemplos de esta dentro de diferentes geografías.

‍

– Luis F. Muñoz & Marines Salcedo, curadores.