Nos detenemos. No se trata de los sujetos y los objetos, sino de los ensamblajes que los contienen y delimitan.
Palpitaciones.
Tactos.
Pliegues y despliegues entre materias, pensamientos, sonoridades, certezas, indeterminaciones, vacíos y enigmas.
Constelación viviente donde las propiedades —temporales y fluctuantes— son resultantes de la relación y no al revés.
(((Vibraciones))) Energía
El movimiento inicial es una distancia.
Dar la espalda a la contemplación: no se trata de unx cuerpx que mira para decodificar y dominar.
Esta exposición condensa varias etapas del trabajo de Manuela García para mostrar la ética que lo recorre. Su producción quiebra la tradición estética que funda a la modernidad misma: sujeto que siente para después saber todo sobre un objeto. Ante la soberbia del poder, un vaivén: coreografía donde tomar postura no conlleva apresurarse a definir, prometer y constreñir lo que sucede.
Aquí, los objetos no rinden servidumbre a la mirada, más bien conforman un ambiente para hacerse unx cuerpx.
No por tener un cuerpx el cuerpx es nuestro. Unx cuerpx parte de su carne, de sus órganosy huesos, sin embargo, es imposible su unidad, siempre es desborde, cuerpx entre cuerpxs.
La ética en el trabajo de Manuela funciona desde este saber: unx cuerpx se hace en medio de, tacto a tacto con lo que lx rodea, cerca o lejos. Membranas humanas y no humanas. Todo tiene el mismo valor, su relevancia es su singularidad, su singularidad son sus propiedades y los ensamblajes de los que forma parte. Taller de alquimista que juega para proponer umbrales.
Lógica no de lo que es, sino de lo que está siendo entre.
Texturas
R ec o r r i d o s
La filósofa Jane Bennett trabaja una división que resuena amplio con esta muestra. En Materia vibrante escribe sobre la diferencia entre los objetos y las cosas. Los ob- jetos dependen del juicio del sujeto y aparecen ante él con un nombre, una identidad y un patrón, mientras que las cosas tienen un conato, es decir, una perseverancia en su propia existencia, una vibración —física y energética— que puede o no entrar en contacto con los sujetos y que no depende de su comprensión para existir. A esto Bennett lo nombra el poder-cosa1.
Hacer arte para trazar unx cuerpx, partir del poder-cosa para abrir un espacio de hospitalidad sin deuda. El anfitrión es la relación misma: perseverancia de unx cuerpx junto a otrx, la sensación como efecto del ensamblaje. Si el lenguaje, palimpsesto del entramado.
Respiraciones,
vahos,
cantos.
La ética de Manuela está llena de sensaciones resultantes del trabajo con materiali- dades específicas. Cada elemento es cosmos y archivo. Superficies concretas que afectamos y nos afectan. Complicidades y rupturas.
Lana. Madera. Vidrio. Metal. Cera.
Lejos de la lógica de la pancarta que busca definir lo que es el arte para jerarquizar, la éticade Manuela García vence la tentación del discurso para invitarnos a poner atención2.
A t en d er
Abrir la percepción y el pensamiento a los componentes de las cosas. No anticipar su función basándonos en las formas, sino establecer una coreografía singular con ellas. Darnos el tiempo de construir el ensamblaje con la paciencia de pájaro que hace nido, la intensidad de sol que alimenta planta o el ritmo de la mirada que se transforma en el tacto con la materia.
Bienvenidxs
– Sandra Sánchez, acompañante curatorial
1 Jane Bennett. Materia vibrante. Una ecología política de las cosas. Trad. Maximiliano Gonnet. Caja Negra, Buenos Aires, 2022.
2 En el libro Perder la cara, (Cactus, 2021) la filósofa y coreógrafa Marie Bardet habla de la atención como un modo de romper el dominio del sujeto frente al objeto. La atención no anticipa sino apuesta por estar entre, en relación y reacción.