Desde hace tiempo el artista contemporáneo se enfrenta a una nueva situación: la caída de la individualidad desbancando a la noción de héroe y genio, para convertirse en una persona creativa.
Esta nueva condición da como resultado un sin fin de planteamientos, en los que la participación de los demás es elemental para terminar de construir un proceso creativo, y entre los que ha destacado.
El espectador ha permitido un acercamiento a las inquietudes y preocupaciones que se incorporan en sus códigos visuales, algunos cercanos, otros al parecer diametralmente opuestos.
Actualmente el arte no debe resignarse a la creación exclusiva de un mensaje, sino que debe implicar al espectador, es decir, debe ser activo en el cuestionamiento de la naturaleza y el proceso del arte mismo.