Dentro del mundo de los videojuegos, existe una saga de videojuegos llamada Dark Souls, la cual es famosa entre la comunidad de streamers y jugadores casuales debido a su altísima dificultad. Después de esquivar centenares de golpes, vencer a decenas de enemigos y agotar las pociones de recuperacíon de salud en el inventario, resulta un alivio encontrar las fogatas que colocaron los desarrolladores de este juego en medio de los escenarios para guardar el progreso de lo que se ha jugado. Un camino rodeado de hostilidades e incertidumbre, rodeado de epicidad, pero con tintes lúdicos, me parece una analogía pertinente al devenir de una carrera artística. En surgimiento de Yope Projects, en el año de 2017 en Oaxaca de Juárez, llega en una década en la que los espacios de proyectos, como streamers hábiles en los controles, impulsaron cambios importantes dentro de los lenguajes visuales, discursos y dinámicas propios del arte contemporáneo en México. Este grupo de artistas surge en un clima de agrupación y autogestión desde el interior de la república que comenzó con el proyecto Biquini Wax, creado por el artista Daniel Aguilar Ruvalcaba en la ciudad de León, Guanajuato, que después se trasladó a la ciudad de México —donde se incorporaron a este proyecto una interminable lista de artistas—, al mismo tiempo que ganaron relevancia en este lado del país a través del a construcción de redes de trabajo con proyectos jóvenes como la Neotortillería, Grupo Ascencio y Hooogar en las ciudades de Guanajuato y Guadalajara, en años más recientes.
Esta primera muestra de Yope Projects en Guadalajara representa un Checkpoint dentro de las diferentes incursiones que ha tenido este colectivo dentro de la capital jalisciense.
— Tiro al Blanco